De bichos que vuelan y otras yerbas

Las mariposas y los dragones son bichos que vuelan, pero no nacieron para volar juntos.
Los dragones, grandes y pesados, con el cuero duro, andan por el suelo torpemente con pasos que retumban y hasta a veces hacen temblar la tierra.
Las mariposas, en cambio, con sus cuerpitos mínimos se dejan llevar por el viento con gracia, casi como si flotaran.
Los dragones lanzan fuego por la boca, consumen las cosas a su alrededor con su furia.
Las mariposas admiran su reflejo en el agua porque saben que su fuerza es la belleza de sus alas y la gracia de sus movimientos.
Los dragones atraviesan las nubes, las mariposas se posan en las flores y embellecen el paisaje.
A los dragones se los enfrenta, se los combate, se los mantiene alejados viviendo en las cuevas de las montañas, a veces se les teme.
A las mariposas se las mira pasar con la liviandad y la tranquilidad de saber que su función es simplemente la de ser hermosas.

Yo, quiera o no, soy un dragón.
Y si me preguntan, cada vez estoy más convencida de que las mariposas, muy en el fondo, nunca dejan de ser bichos canasto.



Ah, y de las otras yerbas... por ahora no, pero mal no me vendrían ;)