Oh por favor, qué manera cruel de sufrir

Y bueno, resulta que me pudrí de circular por acá por Buenos Aires y me mandé a mudar un rato.
Arreglé con Campeón-Pa, Sumujer Rominí y El Tibu y rumbeamos para Mar de las Pampas.
Todo muy chic, muy top, muy rústico pero con wi-fi, muy cabaña en el medio del bosque con calefacción central y aire acondicionado.
De más está decir que los precios fuera de temporada son los únicos que puedo pagar; la semana en enero sale alguito más que tres veces mi sueldo, pero se ve que en septiembre se aburren allá solitos y dejan que vayamos los pelagatos a visitarlos.
Bueno, el caso es que el clima no ayudó para nada y el primer día vimos llover en el bosque toda la tarde desde los súper ventanales de la cabaña, mientras jugábamos juegos de mesa y -gentileza de las cabañas chic- mirábamos pelis.
Salimos un rato a conseguir queso rallado y volvimos hechos sopa, pero conocimos un poquito el centro que es una preciosura total. "Qué lindo todo esto, lástima que en temporada se llene de gente top andando con sus 4X4 por la playa" pensé, hasta que llegamos a la conclusión de que si ellos no fueran en verano, el lugar no estaría tan lindo. Mecanismos del mercado, que le dicen.
El segundo día pasamos por la playa y ante la amenaza inminente de volarnos con el viento (y eso que tengo base, eh?) decidimos encarar rumbo Villa Gesell. Amo esa ciudad, cuando sea grande me voy a comprar una casa blanca con ventanitas de madera y techo a dos aguas y voy a vivir vendiendo churros en la playa (que es lo único que no me comería la mitad porque no me gustan, con los helados iría muerta) en verano y haciendo trabajos serios en invierno. Ah, cierto que ya soy grande. Do'h.
Bueno, que estuvimos paseando por el centro, fuimos a Windys (tienen la página en construcción pero se la re bancan) que es un parador preciosísimo con forma de barco que está frente al mar y desde el cual se puede disfrutar la playa en plena tormenta. Luego seguimos paseando y terminamos en El Viejo Hobbit, que es un lugar espectacular, lejos del centro de Gesell, donde se puede tomar cerveza artesanal y comer fondue. Un sufrimiento atroz!!!
La perlita de la noche: Cae matrimonio con tres niños a la mesa continua. Aparece el dueño, que hasta entonces no había circulado por allí y que se parece al actor ese que a su vez se parece a Joaquín Galán. Recibe a la familia con una sonrisa. No se oye lo que le dice el cliente, pero el dueño le dice "acá no somos muy variados, tenemos fondue y tablas de quesos y fiambres". Acto seguido se va y regresa a la mesa, siempre afable y sonriente y enuncia lo siguiente: "No, pizzetas no tenemos. Solemos tener, pero viste que ahora tengo media cocina demolida y no estamos haciendo, viste, y como vos sos el que me vendés los caños...". Propiamente un grosso Juan Carlos Hobbit.
Bueno, retomando el relato, el domingo por fin salió el sol, lo fuimos a mirar a la playa, recorrimos muchos muchos negocios abiertos en Mar de las Pampas y final feliz para todo el mundo. Sí señor!